martes, febrero 09, 2010

“Publicar un libro en coautoría es intentar hacer frente al miedo”

Lorena Álvarez de Sotomayor y Belén Espiga, escritoras noveles

Lorena Álvarez de Sotomayor y Belén Espiga decidieron llevar a libro doce años de amistad. Años en los que compartieron fortunas e infortunios, amores y desamores, alegrías y tristezas. Doce eneros está conformada por una especie de diálogo entre un texto y otro, algunos de ellos poemas, otros relatos difíciles de clasificar, y es el primer libro que publican después de que uno de los editores de Incógnita, una editorial que pretende dar difusión a autores noveles, sugiriera que le dieran forma a tanta sustancia acumulada. Una periodista y una profesora se unen para ser coautoras de un libro en el que desnudan sus más sentimientos más íntimos.
¿Cómo se les ocurrió llevar doce años de amistad a un libro?
Lorena: Yo no le había enseñado mis poesías prácticamente a nadie. Los conocía Rubén, el editor, que es amigo personal, y poca gente más. De mi familia no las había leído nadie. Cuando se las llevé a Rubén, quería era que él, como parte de una editorial, me diera una opinión. Y de repente me dice: “Bueno, ¡vamos a publicar!”.
Belén: Yo al principio no tenía ganas, pero Lorena es muy impulsiva, es embaucadora. Te dice: “Vamos a ver esto, y te envuelve”. Es una conversación, llevamos muchos años de amistad y hemos hablado de todo eso que se menciona en el libro. No en poesía, evidentemente.
¿La poesía es un poco un escape de vuestras tareas cotidianas, una como profesora y otra como periodista?
Belén: La poesía me ayuda, creo que en vez de ir al psiquiatra yo tengo la poesía. Soy profesora de secundaria y me angustia ver a los niños que no hacen nada, no se sacrifican, no salen adelante. Me preocupan mucho las vidas que tengo en mis manos y que no veo un mundo para ellos. El otro día escribí una poesía sobre eso
Lorena: Coincido con Belén. Para mí, escribir es un desahogo. Me pareció curioso que cuando la gente leía nuestros poemas, nos decía: “¡Qué horror, debéis haber sufrido muchísimo las dos”. Y no es que hayamos sufrido un montón, pero normalmente escribimos cuando estamos mal. De todos los poemas que tengo yo, positivos hay dos o tres. Cuando estás contenta no te pones a escribir, disfrutas del momento. Cuando estas mal, te desahogas.
¿Cómo se sienten desnudando sentimientos tan fuertes que antes eran de su esfera más íntima?
Belén: En la presentación, yo sentía realmente que me estaba desnudando ante la gente. Estaban mi madre, mis dos hermanas, mis mejores amigos, mi novio… la gente clave de mi vida. Y de ellos, absolutamente nadie había leído ni una sola vez mis poesías. Tenía la sensación de desarmarme. Y lo más grato de todo es que mi hermana, que siempre ha sido muy critica conmigo, me abrazó y me dijo “Qué talento tienes Belén, yo esto no lo sabía”. Yo escribo desde los trece o catorce años, y siempre me ha dado vergüenza mostrar algo, porque es una cosa muy personal, son sentimientos muy fuertes.
Lorena: A mí me daba miedo que la gente dijera “¿Y ésta qué está escribiendo, qué dice está loca?... Vaya cursilada”. Tenía mucho miedo a la hora de publicar mi libro porque era como mostrar las tripas. Pero ahora ya no lo pienso tanto, y es curioso, porque ahora es cuando la gente realmente tiene el libro y va a empezar a leerlo. Yo siento que me he quitado un peso de encima, es como que ya voló. Antes de publicarlo era peor.
El libro está presentado en un formato bastante poco habitual, un diálogo entre poesías y textos de otro tipo.
Lorena: Lo de Belén es poesía, y lo mío en realidad es un poco raro, son ideas que se me ocurren, minirrelatos, prosa poética, no sé ni lo que es… Después de mostrar mis poesías en la editorial y de que yo metiera a Belén en este sarao, los editores nos propusieron darle más la forma de un libro, graficando cómo había sido el dialogo y a partir de eso empezamos. Hicimos la primera selección, la segunda selección y la organización del orden cronológico y en secciones.
Esto de hacer un libro en coautoría, ¿es una forma de restarle importancia al ego?
Lorena: Y de restarle importancia al miedo, porque la verdad es que uno solo, ahí, con algo tan fuerte… Yo creo que era más una cuestión de miedo que de ego. Estar con alguien al lado lo hace todo más fácil.
¿Y las ilustraciones que acompañan el libro?
Belén: Es la tercera pata de esta historia. Él no quiere protagonismo. En el libro no quiso salir en portada. Es un amigo nuestro, dibujante y artista, y le dijimos que las ilustraciones de los capítulos no las hiciera conforme a nuestros poemas sino que, sabiendo la temática de cada capitulo, hiciera una creación propia. Y eso hizo.
¿Cómo han logrado publicar en una editorial pequeña? ¿Ustedes financiaron la edición?
Lorena: No. Incógnita Editores es una editorial para gente que está empezando. Así demuestran que les encanta lo que hacen y que realmente quieren sacar a la luz a la gente nueva y apoyarles. Ellos tienen sus trabajos y hacen esto por amor al arte, no para sacar dinero, porque como mucho sacarán treinta euros de todo esto. Ellos editan, dan su opinión, sus enfoques, lo corrigen, lo maquetan, lo llevan a imprenta, no te cobran nada y corren con todos los gastos. El día de la presentación se venden los libros, y con lo que obtienen con la venta de esos ejemplares, prevén recuperan los gastos de impresión. Hacen las horas de edición gratis y una vez que han recuperado la inversión inicial, de los ingresos por el resto de los libros que se vendan ellos se quedan el 45 por ciento, mientras el 55 por ciento restante es para los autores. Ellos venden también los ejemplares anteriores a través de su página web. Esos porcentajes son muy generosos comparados con los de las editoriales grandes, que te garantizan una distribución pero suelen dar al autor entre un 5 y un 10 por ciento, y que al tener una red comercial grande, te pueden decir que han vendido 10 y han vendido 100 y no tienes forma de comprobarlo…
¿Volviendo al tema personal, ustedes desde cuándo se conocen?
Lorena: Belén fue mi profesora, nos conocimos cuando yo estaba en el colegio, tenía catorce ó quince años. Cuando ella dejó de darme clases nos fuimos haciendo amigas y desde entonces hemos mantenido la amistad y el contacto permanente.
¿Y ahora están creciendo juntas las dos?
Belén: Evidentemente, ella más rápido que yo. La gente que elijo para mi vida es gente que crece. La gente gris no me gusta, me gusta la gente que aprende, que quiere renovarse día a día. Yo siempre digo que hasta que no me muera, me seguiré renovando. Y como creo en el más allá, me seguiré renovando en el más allá.