El domingo 19 de febrero, por la tarde, descubrí algo que se asemeja bastante a la idea que tengo de felicidad: tomarme unos mates con unas galletitas de jengibre (de una tacada no te podés comer más de tres o cuatro, porque son fuertes).
¿Qué hubiera sido de nuestros estoicos gauchos materos si hubieran conocido las galletitas de jengibre? Hubieran sido mucho más refinados y quizás no se hubieran producido (o al menos no de la manera en que se producieron) los enfrentamientos entre unitarios y federales que asolaron gran parte de nuestro fundacional siglo XIX.
Qué curioso, qué aleatorio es el mundo. Las galletitas de jengibre al rescate de la Argentina. Pero las invasiones inglesas no las llevaron.
¿Qué hubiera sido de nuestros estoicos gauchos materos si hubieran conocido las galletitas de jengibre? Hubieran sido mucho más refinados y quizás no se hubieran producido (o al menos no de la manera en que se producieron) los enfrentamientos entre unitarios y federales que asolaron gran parte de nuestro fundacional siglo XIX.
Qué curioso, qué aleatorio es el mundo. Las galletitas de jengibre al rescate de la Argentina. Pero las invasiones inglesas no las llevaron.
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