domingo, marzo 08, 2009

Cualquier miércoles soy tuya, de Mayra Santos-Febres

La novela Cualquier miércoles soy tuya, de la puertorriqueña Mayra Santos-Febres, cuenta la historia de Julián Castrodad, un periodista que se queda sin empleo en un periódico y empieza a trabajar en un motel de citas en San Juan de Puerto Rico. Alrededor del tronco argumental se vertebran historias que retratan el día a día más real y lacerante del Caribe: yolas que llegan desde República Dominicana desafiando a los tiburones, inmigrantes ilegales haitianos y dominicanos, tráfico de drogas, cárceles estadounidenses, corrupción, marginalidad, y, como casi todas las novelas en las cuales su protagonista es un periodista con ambiciones de escritor, las tribulaciones de Julián sobre su trabajo, su obra, su vida, sus parejas, el sexo: la vida.
La novela es un excelente fresco de la realidad caribeña, contada desde la primera persona de Julián, con un ritmo ágil y atrapante que nunca va en desmedro de la intensidad y la solidez de sus contenidos. En ningún momento el punto de vista masculino cae en la inverosimilitud ni en lugares comunes, un gran logro para una escritora mujer.
En la edición que leí, de la casa editorial Mondadori, se lee en su contratapa un párrafo de la novela que reza: "Su boca jugosa guardaba dentro saliva con sabor a frutas a punto de pudrirse, algo así como el sabor de una papaya pasada de fecha, pero por lo mismo lista para convertirse en un buen dulce de conserva. Seguí degustando el sabor de la boca de aquella mujer quién sabe cuánto tiempo."
Eso podría hacer pensar a posibles compradores del libro que estamos ante una típica novela ambientada en el Caribe llena de escenas de sexo en la que el imaginario vulgar primermundista sobre esta región campeará a sus anchas, lo mismo que denota la imagen que ilustra su tapa, la de la morena que embellece esta entrada. Sin embargo, la única protagonista sexual de esta novela no es negra, sino blanca, y los principales motores de la historia son el padecimiento, las injusticias y la lucha por una vida mejor, no el placer.
"Entonces esto es un engaño", dijo mi amigo Cristian Vázquez, periodista argentino que todos los días actualiza su blog, en referencia al texto de la contratapa y a la imagen de la tapa. Sí, es un engaño comercial. Quizás positivo: quien compre este libro buscando un pasatiempo liviano de lleno de sensualidad chirle y literatura barata se encontrará con una excelente novela. Aunque, por otra parte, también podría ahuyentar a un posible lector más exigente, privándolo del placer de esta obra.
Así que cabe plantearnos si este tipo de estrategias comerciales valen la pena, aunque echen por tierra la coherencia entre la presentación de un libro y la obra en sí.
Pese a estas cuestiones superficiales, recomiendo vehementemente la lectura de este libro a cualquier persona interesada en el Caribe, en pasarse un buen rato leyendo una historia muy bien escrita y, en definitiva, a los amantes de la literatura. Una demostración de que una obra sólida y con contenido no tiene por qué ser un esfuerzo insufrible para el lector.

martes, marzo 03, 2009

¡¡¡Yo no fui!!!

Como esta entrada va de cordobeses, y de mi amigo Luciano, pongo una foto bebiendo ferné en una jarra de Talleres en su propia casa
Recuerdo que en la escuela era un chico bravo (de esos de los que se decía "¡Qué chiquito bravo, este, che!"), solía ser algo difícil para las maestras que no me sabían llevar, pero también fui muy injustamente perseguido por las malas profesoras. Aún guardo por ello cierto resentimiento, pero se me pasa cuando pienso en las profesoras que me comprendieron y me trataron bien (como correspondía, o sea).
Escribo esto así porque fue lo que me vino a la cabeza después de poner el título de esta entrada.
He decidido escribirla porque hace mucho que no actualizo el blog y ha ocurrido un episodio gracioso que me sirve como excusa para poner algo y no comerme demasiado la cabeza con la calidad de la entrada, su contenido, su originalidad, y demás futilidades.
Resulta que mi amigo y fotógrafo Luciano Menardo recibió de mi parte, años ha, un correo electrónico de esos graciosos que andan dando vueltas por ahí. No suelo mandar esas cosas, pero hace años, cuando lo hice, se ve que era más propenso a tales actividades. Además el texto no carecía de gracia (ni de posibilidades), como se comprobará en breve.
Resulta que mi amigo y fotógrafo Luciano Menardo, con la gran imaginación que lo caracteriza (es un talentoso artista multifacético: literatura, música, fotografía), creó un hecho: que yo estaba escribiendo un tratado de gramática cordobesa. Y ese tratado era el que yo mandaba en el mencionado correo electrónico.
Así se lo transmitió a su amigo Alejandro Rozitchner (autor de un blog seguido por mucha gente; columnista televisivo; autor de libros; amigo de personas importantes como el propio Luciano Menardo, Andrés Calamaro o Tomás Abraham; músico que tiene una banda con Juan Acosta, el actor; padre de niños) quien lo publicó en su ultraleído blog, previa autorización de Luciano Menardo, el creador, mi amigo, también padre.
He aquí una breve historia del asunto, pasada mi pesada introducción.
Recibo mail de mi talentoso amigo Luciano Menardo:
"Hola Feli. Hace como tres años le envié un escrito tuyo al Alejandro Rozitchner y parece que lo encontró recién ahora. Ayer él me preguntó si lo podría publicar en su blog y yo supuse que te agradaría la idea y le dije que sí. Espero que no te moleste. Nos vemos."
Aquí está la entrada en el blog de Alejandro Rozitchner.
A mí para nada me molestó, al contrario, me encantó y la confusión me resultó divertida. Pero una vez más, como me sucedía de niño en la escuela, me vi compelido a declarar, a grito pelado: "¡¡¡Yo no fui!!!".
Así que le escribí a Alejandro Rozitchner que pusiera eso, por favor.
"Estimado Alejandro, Es un honor para mí que me cites en tu blog, y una gran forma de promoción, gracias a tu popularidad en el mundo virtual. Ahora tendré 20 visitas por día en el blog, no las 4 o 5 de costumbre. (Normal, si no lo actualizo nunca) Pero ese texto no es mío: Luciano tiene una imaginación tan poderosa que me atribuyó la autoría de un texto que sólo es uno de esos mails que andan pululando por internet, que me pareció gracioso en su momento y que envié a mis amigos. Ni me acuerdo de dónde lo saqué. ¿Podrías hacer una modificación en tu post para que no aparezca yo como el autor del texto? (No por nada en especial, sino simplemente porque no lo soy). Gracias, che. Un abrazo, Feliciano".
A eso, él me respondió:
"Aclarado Saludos Alejandro".
Y de hecho, hizo en su blog las aclaraciones pertinentes. Es que en materia de creación artístico-literaria, no me gusta quedarme con lo que no es mío. En otras materias, sí, como todo el mundo.