domingo, marzo 14, 2010

Películas de libro, y viceversa

Mi amigo Cristian Vázquez escribió una entrada en su excelente blog literario Una birome sobre la relación de la literatura con sus adaptaciones cinematográficas. El tema da para escribir no un libro, sino varios, pero al empezar a escribir un comentario en su entrada, me enrollé mucho y decidí que era una buena oportunidad para tocar un tema que me interesa mucho en una entrada en este blog.
Una película y un libro son obras diferentes.
Se puede efectuar el ejercicio, sumamente placentero, enriquecedor y, por lo tanto, recomendable, de leer primero el libro y después ver la película.
Hay casos en los que la novela fue escrita después de la película. Marcelo Figueras escribió su novela Kamchatka, después de haber escrito el guión de la película, e incluso después de que ésta fuera comercializada. Si bien, como dije antes, no es del todo correcto comparar una película con un relato o novela debido a que son obras diferentes, con formatos y capacidades comunicativas distintas, como en definitiva los seres humanos tenemos libertad de opinión, voy a decir que me gustó mucho más la novela posterior que la película (que ya era muy buena).
Estoy de acuerdo en que la "fidelidad" al original no tiene por qué ser blandida como una virtud a resaltar. Es más: dicha “fidelidad” tendería a hacer más defectuosa la obra "fiel", dada la imposibilidad de trasladar "fielmente" un contenido o un significado de un formato a otro. Además, ¿para qué carajo queremos "fidelidad" en el arte si, justamente, el arte (literatura, cine, pintura, teatro, etc.) tiene la maravillosa capacidad de provocar en cada uno de nosotros interpretaciones diferentes y esa es una de sus mayores riquezas?
Incluso hay casos, como el de Eduardo Mignogna y su novela y posterior película homónima La señal, en los que el propio autor escribió el guión con cambios importantes en el argumento (que no comentaré para quien quiera leer el libro y, después, ver la película¹). A mí me gustaron ambas, novela y película, y no me atrevo a decir cuál de las dos es mejor. Pero sí tengo claro que me parecieron diferentes y que sería un error intentar compararlas con la intención de sacar conclusiones definitivas: sólo serviría hacerlo a modo de análisis enriquecedor de la experiencia.
Mignogna, autor de la excelente y recomendable novela Cuatrocasas (antecedente, para mí, de La vida entera, de Juan Martini), ya había incursionado en la experiencia de filmar una novela suya, con La Fuga. La película –que vi varias veces- me pareció excelente, aunque aún no tuve la oportunidad de leer la novela. Voy a buscarla.

¹La versión fílmica de La señal iba a ser dirigida por el propio Mignogna, pero el novelista y director falleció sorpresivamente en 2007 cuando estaba por empezar la filmación, por lo que su protagonista, Ricardo Darín –quien ya había trabajado a las órdenes del novelista y director en el El faro y La fuga-, se hizo cargo de la dirección junto a Martín Hodara, asistente de Mignogna.