domingo, mayo 09, 2010

Dos años después, Rock in Rio otra vez



Foto: FT.
Hace dos años se celebró la primera edición de Rock in Rio Madrid. Recuerdo que me llamó poderosamente la atención el espectacular despliegue comercial llevado a cabo en las instalaciones del megaevento, que me dio una sensación más cercana a la de estar en un centro comercial improvisado que en un festival de música. Por eso, para ilustrar esta entrada elegí una foto de dos promotoras en monopatín eléctrico publicitando unos productos, que me pareció la más adecuada para retratar el festival. Para esta entrada recupero una crónica del festival que escribí para la agencia Reuters, con la intención de hacer un contrapunto con la edición de este año. Aunque aún no se ha llevado a cabo, me da toda la impresión de que podría llegar a escribir (casi) exactamente lo mismo.
¿Será?

Rock in Río: gran festival de música, gran pasarela comercial

MADRID, 7 de julio de 2008 (Reuters) - El festival Rock in Río, quizás la marca registrada más famosa en la historia de los eventos musicales, nació en 1985 en la brasileña ciudad de Río de Janeiro y pasó por Madrid durante los dos últimos fines de semana, dejando inolvidables actuaciones de grupos míticos y el recuerdo de un despliegue comercial quizás nunca visto en la capital española.
Más de 300.000 personas, según los organizadores, se dieron cita en la localidad madrileña de Arganda del Rey, al sureste de la capital, para asistir a conciertos entre los que destacaron los internacionales The Police, Bob Dylan, Lenny Kravitz, Neil Young, Alanis Morrissette, Carlinhos Brown, Ivette Sangalo, Jamiroquai, Amy Winehouse, Orishas, Shakira, Zucchero o Café Tacuba.
Entre el cartel de locales también se destacaron grandes de la escena española como Loquillo, Manolo García, Concha Buika, Estopa, El Canto del Loco o Alejandro Sanz.
Tres escenarios marcaron el ritmo de un festival, que podía ser considerado una salida al campo para grupos de amigos o familia, con la particularidad de que la entrada más barata para un día individual, de los cinco que tuvo el festival, era de unos 69 euros, y el césped, en lugar de ser natural, era artificial.
La organización ha sido casi impecable, con las desinteligencias lógicas que surgen de un evento de semejantes proporciones, y no se trató de un festival de música al uso, sino como la misma organización lo dice, "el mayor festival de música, ocio y entretenimiento del mundo".
Las opiniones de los asistentes eran de lo más variadas. José Angel Lozano, de 29 años que llegó desde Murcia para asistir a la fiesta, se quejaba de que la única bebida alcohólica que vendieran fuera cerveza.
"Cuatrocientos kilómetros para no poder tomarme un cubata", se lamentaba.
La organización decidió restringir la venta de alcohol, porque su lema promocional "Por un mundo mejor", es un concepto que no corresponde con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, según los organizadores.
Elena, una trabajadora sanitaria de 24 años, decía estar "indignada" porque no la dejaban salir y volver a entrar.
"No me gustó que había pocas casetas de alimentación, y que había pocos lugares para sentarse", dijo Cristina, una azafata de museo de 30 años de edad.
Pero no todas las opiniones eran negativas.
Armando, un abogado mexicano de 25 años, de vacaciones un mes en Madrid, estaba encantado con la experiencia, mientras hacía cola en un stand promocional de una marca de preservativos en el cual vestían como novios a parejas que querían representar una boda al estilo de Las Vegas, con un imitador de Elvis Presley como sacerdote.
"La organización está muy bien. Nos dijeron que iba a estar mala, y todo ha salido muy bien hasta ahorita, y Café Tacuba, lo mejor", señaló Armando.
"Ver una banda mexicana acá es algo inolvidable. Nos lo estamos pasando muy bien", agregó, entre azafatas vestidas de enfermeras sensuales que regalaban muestras gratis de sus productos.
Rubén Isaac Albarrán, el cantante de la mencionada banda, se mostró encantado de participar del festival, y antes experimentar la emoción de atravesar casi todo el recinto, a lo ancho, a través de una soga tirolesa, dijo a Reuters que lo hacía porque quería "bajar un poco la adrenalina de haber tocado aquí".
Entre las atracciones extramusicales podían encontrarse también una especie de peluquería desmontable dispuesta por una marca de cosmética para que las damas se lavaran el pelo, o un karaoke de estilo caribeño para aquellos que quisieran emular a sus ídolos musicales, montado por una marca de ron.
Desde el estadio Santiago Bernabéu salían permanentemente autobuses que recorrían los 28 kilómetros que separan Madrid de Arganda del Rey, y transportaron a la gran mayoría de los asistentes, que además de disfrutar de la música también pudieron llevarse todo tipo de recuerdos promocionales: balones hinchables, bolsos, champúes, camisetas o pulseras.
Rock in Rio volverá a Arganda del Rey en 2010.
/Por Feliciano Tisera/