martes, mayo 12, 2009

Hasta siempre, Antonio

Foto: FT.
Hoy murió Antonio Vega. Un grande.
Mucho se ha hablado sobre la movida madrileña de los ochenta y sobre los grupos que se formaron en ese ambiente. Estoy leyendo un libro en el cual se cita a Alaska diciendo que no existía una movida como tal (algo que en general comparten todos los que vivieron esos años), y que si el grupo en el que estaban gente como Nacha Pop (el grupo de Antonio), Los Secretos u Hombres G eran la movida, el grupo de gente con el que solía juntarse ella (Tino Casal, Fabio McNamara, Pedro Almodóvar, los Costus, etc.) no era la movida. Ya querrían los de Hombres G el talento de Antonio. Como ya querrían Alaska y los Pegamoides el talento de Tino Casal.
Hace unos años, en abril de 2005, Antonio Vega volvía a tocar en Madrid después de varios años de ausencia de los escenarios, y yo escribí esto sobre ese concierto, en el que también hice algunas fotos. Se trata de una crónica de agencia. Le hice un par de correcciones de estilo porque había un par de cositas que, leyéndola ahora, no me gustaban. No es un gran reportaje, pero quise rescatarlo en este día como un humilde homenaje a un grande.


Volvió el mejor Antonio Vega, en andas de su música y sus musas

Antonio Vega demostró el sábado en Madrid que su música está más viva que nunca, y que sus talentosas musas no han dejado de visitarlo ni de bendecir sus creaciones.
El ciclo Veranos de la Villa organizado por el centro cultural Conde Duque hizo posible el reencuentro de Antonio Vega con su
público, meses después del lanzamiento de su disco “3.000 noches con Marga”, título que rinde homenaje a su mujer recientemente fallecida
Miles de seguidores llenaron el patio de butacas del Conde Duque para presenciar su concierto, una armoniosa mezcla de canciones de su último disco - el primero que Vega lanza en solitario tras cuatro años de silencio - y de sus clásicos.
El espectáculo comenzó poco antes de la diez de la noche, con la oscuridad avanzando sobre el cielo que cubría el patio. La balada
Anatomía de una ola fue la encargada de comenzar el recital, e inmediatamente dio paso a la primera canción de su último disco, Pasa el otoño, un homenaje al Madrid otoñal y lo que éste evoca en el artista.
Tras esas dos primeras canciones quedó claro que el patio contaba con un sonido más que aceptable, y que la voz de Antonio Vega estaba tan bien como siempre.
El tercer tema,
Me quedo contigo, fue el primero en recibir una respuesta efusiva del público, tras el cual siguió otra canción del último disco, Ángel de Orión, en el cual tanto la banda como él una excelente compenetración.
El concierto se movió siempre en clave de canciones nuevas intercaladas entre sus clásicos, con una presentación impecable cuya intensidad musical fue de menor a mayor.
Antonio Vega estuvo muy activo con varios solos de guitarra, tanto eléctrica como acústica, y aunque el cantautor madrileño no se caracterice por una gran efusividad ni por jugar con el público en sus actuaciones en vivo, nunca dejó de estar completamente concentrado en su papel interpretativo.

CONCIERTO VARIADO
El repertorio varió desde canciones más lentas y emotivas como
Se dejaba llevar por ti o El sitio de mi recreo, a otras con ritmo más roquero, como La última montaña o Pueblos blancos.
El solo de guitarra más refinado de Vega en la noche fue en esa última, cuando los músicos lo dejaron solo con su solo varios minutos, manteniendo una intensidad envolvente.

Después anunció la entrada de cuatro instrumentistas de viento para dar más fuerza a la última parte del concierto.
Durante todo el concierto Vega mostró una gran versatilidad, cambiando muchas veces de guitarra y manteniendo siempre una solidez musical que contrastaba con su apariencia de fragilidad física.
Sobre el final del concierto - antes de los bises- Antonio se animó incluso a bailar y a estimular al respetable al ritmo de la música en
Cada sombra en la pared, jugando con la concurrencia y con sus músicos.
Océano de sol puso el punto final al concierto antes de los obligados bises con otro solo muy logrado de un Vega con guitarra roja particularmente grande.
Su actuación culminó con dos bises muy intensos en los que cantó en todo momento con la misma gran guitarra roja sobre su pecho.

El primero de los dos últimos temas fue la popular La chica de ayer, presentada por Antonio como “una para que cantemos todos”, y en la que se lo vio muy emocionado, aunque tranquilo, demostrando que no perdió las tablas ni el talento pese a los cuatro años lejos del público.
El final de este concierto que nos hizo reencontrar con el mejor Antonio Vega fue Llena de papel, tras la cual el público puede haber, tranquilamente, pensado en que hay Antonio Vega para rato, veinte años después de sus apasionados y agitados ochenta.

Foto: FT.

3 comentarios:

Santitos dijo...

Estoy de acuerdo con Arcadi Espada, quien se extraña que en ninguna necrológica de periódico se le llame al pan, pan y al vino, vino. Todos dan vueltas a "problemas con las drogas", incluso a "coqueteo con las drogas", sin mencionar la terrible pero precisa palabra: heroína.

Pero también estoy de acuerdo contigo: era un grande.

Feliciano Tisera dijo...

Querida Yai, creo que todos tenemos miserias personales y creo más noble y menos rastrero ocuparme de esas cosas que nos hacen brillar y no de las que nos hunden. Si Antonio ha tenido problemas con la heroína o no es problema suyo y de sus familiares y amigos. El resto no tenemos más que agradecerle el talento y no ocuparnos de cosas personales que, mientras no sean abusos directos a terceros, forman parte exclusiva de su privacidad y merecen, por ello, respeto. O sea: ocuparnos de lo importante y no alimentar el morbo asqueroso del irrespetable.
Por cierto, me encanta tu diario de la gripe. Pásense por el blog del Diario de México de Yai (está vinculado entre mis blogs "amigos").
¡Besos!

Santitos dijo...

Por supuesto que era problema suyo, pero no me refiero a eso, sino a la extraña costumbre de muchos periodistas de no llamar a las cosas por su nombre. En México, por ejemplo, "murió de neumonía", cuando se sabía que la neumonía era producto de un cáncer fulminante. "Coquetear con las drogas" desde luego no es lo mismo que "ser heroinómano"; no se trata de demonizar, sino de no faltar a la verdad. No creo que esté completa una necrológica de Antonio Vega sin ese elemento terrible y determinante.

(Gracias por la recomendación y por seguirme, Feli, aunque yo no me prodigue tanto. Muchos besos. Por cierto, ¿nos veremos en Madrid? Voy un mes a partir del 25 de junio)