“¿No sería una buena oportunidad para vos?”, le pregunté.
“No”, me dijo, “es muy grande, Maidana”, refiriéndose al
mayor peso, tamaño y alcance de El Chino.
Yo no terminé de creerle mucho, porque supuse que Petia, después
de tanto esperar una oportunidad, entrenando y sacrificándose tantos años, no
quería ilusionarse. Pero conociéndolo, sabía que estaría como siempre,
entrenado a full y listo para aceptar cualquier desafío que lo pudiera llevar
más cerca del gran sueño de todos los boxeadores: ser campeón del mundo. Y no me equivoqué.
No me sorprendió nada leer, un par de días después,
este anuncio en su muro de Facebook: “¡¡¡Llegó
la hora!!! ¡¡¡Por fin tengo una gran oportunidad!!! Campeonato del mundo WBA
superligero el 23 de septiembre contra Marcos el Chino Maidana en Argentina.¡Al
fin tengo una oportunidad!”. ¡Y lo supo sólo quince días antes del combate!
Había vuelto a acertar con Petia, como en su anterior pelea,
ante el argentino Hugo Ángel “El Tren” Ramírez, cuando le había vaticinado que
iba a propinarle a Ramírez el primer nocaut de su carrera, y acerté: un gancho
al hígado, marca registrada de Petrov, dejó al Tren sin combustible en el
cuarto round.
Ahora no voy a vaticinar nada sobre la pelea por el título
mundial con el Chino Maidana, sólo diré que la pelea no tendrá demasiados
secretos: lo que se verá es un duelo de estilos. La agresividad y potencia de
Maidana contra el virtuosismo técnico de Petrov.
Está claro que si Maidana logra embocar a Petrov, tiene
todas las de ganar. El tema va a ser que lo agarre antes de quedarse sin aire,
porque si no puede quedar a merced de la endiablada velocidad y precisión de
Petia.
Hay periodistas especializados, como William McKay, de Boxingnews24, que advierten que la
elección del Zar como rival del Chino ha sido una muy mala elección de su
equipo: “No podrían haber elegido un peor oponente para Maidana, que puede
llegar a pasarlo mal en esta pelea”.
Más allá de estilos y preferencias, mi favorito está claro:
el viernes pondré la amistad por delante de la patria. Pero está claro que
Petrov tiene con qué ganarle a Maidana y que un exceso de confianza puede
jugarle una mala pasada al argentino, ante un pugilista más pequeño
físicamente, pero mucho mejor boxeador.
Así que la madrugada del viernes estaremos pegados a la
pantalla de televisión viviendo una experiencia imperdible, algo muy difícil de
que te suceda: ver en directo a un amigo pelear por un título mundial de boxeo.
La emoción está asegurada.
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