domingo, enero 27, 2008

100% Lucha

Argentina es cien por ciento lucha. Como si supieran lo que les espera en la vida, los chicos cuyas edades aún no cuentan con dos dígitos están enfervorizados con un espectáculo de catch cuyos responsables están haciendo caja gracias a este nuevo furor infantil.

La troupe luchadora se dio cita en Necochea. La organización citaba a las 21 horas, pero llevé a Álvaro y Juan Bautista a las 20:30 para encontrar lugar. A esa hora la cola era ya kilométrica. No entramos al sitio hasta las 21:30, y el espectáculo no comenzó sino pasadas las 22:00. El retraso parecía un favor a los vendedores callejeros que hacían su agosto en plenor enero vendiendo máscaras, cinturones de campeón, vinchas, remeras, pósters, fotos, y demás parafernalia de los luchadores, especialmente de La Masa, Gorutta Jones, y el super ídolo de los niños, el oxigenado Vicente Viloni.

Entre los espectadores de 100% Lucha también hay clases sociales, como en toda Argentina: las populares, donde fuimos nosotros, costaban 30 pesos, te obligaban a ver el espectáculo más alejado del ring y sobre unas tribunas tipo escalinata de hormigón que por lo menos a mí me hicieron doler el culo después de pasarme dos horas sentado en ellas sin respaldo para apoyarme. Entre escalón y escalón había un agujero a través del cual, aquél niño que así lo quisiese, podía arrojarse al vacío.

Así, por un lado, los afortunados de las plateas que se sentaban en sillas de plástico, y por otro, el populacho. Yo pude comprar unas máscaras de La Masa para los chicos, pero el pibe de atrás nuestro le pedía a la madre y ésta le decía que no había llevado plata.

Frente al polideportivo municipal en donde se llevaba a cabo el espectáculo
(este)
estaba instalada la carpa del Circo del Asombro
(esta)
cuyos abnegados actores repartían folletitos promocionando su show, con la esperando de que el frenesí comercial vecino pueda proporcionarles espectadores.

A la salida, un actor del circo que tenía pinta de ser el director o algo así me alcanzó una, pero yo le dije que ya teníamos, a lo que él me respondió "También hay que traerlos a la cultura".
En los espectáculos también hay clases.

Cuando conté, tras el show, que uno de los relatores era el mítico comentarista de boxeo Osvaldo Príncipi me dijeron: "Qué bajo que cayó Príncipi". Pero estará levantando moneda, y él siempre fue hombre de reírse de sí mismo, sabiamente sacándole partido a ese no tomarse tan en serio.

Sabedores de que la vida es cien por ciento lucha, Príncipi y su compañero presentador dijeron que iban a presentar a míticos luchadores de Necochea, y comenzaron a señalar a padres que allí estaban con sus hijos y a inventarles hazañas más o menos generales: una ocurrente reivindicación de la verdadera lucha que hay detrás del espectáculo, y un agradecimiento irónico al esfuerzo de esos laburantes que dejaron su dinero allí porque sus hijos tenían ilusión de ver a sus héroes.

Debo decir que pocas veces en mi vida he visto una multitud tan enfervorizada como la horda de niños vociferantes tras el triunfo de Vicente Viloni sobre el escocés McFloyd. Ojalá todos los verdaderos luchadores recibieran a diario esa dosis de aliento para seguir adelante.
Pero los niños son aburridizos y volátiles, como Argentina.

5 comentarios:

el winco verbal dijo...

para la última temporada de titanes en el ring, Martín Kardajian(creo que se escribe así), le ahbían amputado la pierna y seguía luchando, yo morbosamente al saber d ela noticia por culpa de mis hermanos mayores, me ponía frente al televisdor para ver si en alguna toma, la poerna saltaba.

el winco verbal dijo...

sigo pero con la carreción.
... le habían amputado la pierna ..., yo morbosamente...,me ponía frente al televisor para ver si la pierna saltaba.

el winco verbal dijo...

Seguro que Ud. le hacía la barra a Vinoli, porque segura le gusta como pronunciarlo: VI-NO-LI, JEJEJE.

Kim Basinguer dijo...

El casco siempre fue entretenido para mucho tipo de gente, yo recuerdo a mi abuelita de pequeña, diciéndolo a los luchadores: ¡Dale, dale! yo pensaba que se pegaban de verdad y me paralizaba ver a una anciana tan enfervorecida por ese deporte.

Kim Basinguer dijo...

El casco siempre fue entretenido para mucho tipo de gente, yo recuerdo a mi abuelita de pequeña, diciéndolo a los luchadores: ¡Dale, dale! yo pensaba que se pegaban de verdad y me paralizaba ver a una anciana tan enfervorecida por ese deporte.