jueves, diciembre 27, 2007

Amabilidad


En mis años de vida en España he visto o me he enterado por fuentes fidedignas de muchos episodios de violencia, intimidación y abusos de autoridad por parte de fuerzas de seguridad españolas, tanto privadas como estatales.

Recuerdo el caso en la Gran Vía de un negro flaco y alto, fuerte y fibroso, pero no de físico imponente, a quien un grupo de unos ocho policías había detenido por no se qué asunto y le pegaban para hacerlo entrar al coche, algo a lo que el africano se resistía a la vez que gritaba que no le robaran el móvil ni sus pertenencias.

"¡Policías españoles ladrones, españoles ladrones"
, gritaba en un perfecto español con fortísimo acento de algún país de África. No logró que no le quitaran el móvil; nunca sabré si efectivamente se lo habrán robado. En términos de precisión en el lenguaje periodístico formal quizás sea incorrecto hablar de robo en ese caso. Pero a mí me gusta pensar que es eso y no otra cosa que la policía le quite el móvil al negro y no se lo devuelva. Extremo que desconozco.

Otra cosa que suele verse mucho es a grupos de extranjeros que trabajan con sus mantas vendiendo en la calle productos muchas veces falsificados, que la gente consume con fruición, salir disparados ante las persecuciones de la policía, que le confisca todos los bienes si los agarran. Otro día hablaré con más detalle sobre ello.

Lo que la semana pasada me llamó la atención fue que bajaba yo por una de las escaleras del metro con dos hombres de seguridad, y vi a un negro vendiendo discos con la manta. El ambiente estaba muy tranquilo y no había mucha gente. Amablemente, los dos se acercaron al negro y le hicieron señas de que se fuera. Antes de que le hicieran la seña, el negro estaba levantando ya su manta, sin prisas ni violencia directa: no pedimos que se permitan actividades fuera de la ley como la venta de productos falsificados fabricados masivamente para su distribución en el mercado negro con mano de obra empleada abusivamente.

Pero sí agradeceríamos que, por regla general, sean estos los modos de combatirlo. Y, por supuesto, que ese combate tenga su epicentro en desarmar las bases de este comercio ilegal, no en los extremos más debiles, los manteros.

1 comentario:

el winco verbal dijo...

Son muy ricas las crónicas que publicas.
Desde que las leo retome mi interés por este tipo de flagelos sociales: la intolerancia.
Hice un recorrido por diversos materiales y encontré un corto producudo por la tv. británica de un guión realizado por la escritora Sarah kane. Allí se puede ver de un forma muy violenta la respuesta de estas minorías a los abusos de otros. Es lamentable y cruel esta disputa. El corto se llama Skin, altamente impresionable a la sensibilidad de muchas personas.